La competitividad de las empresas es un factor clave para crecer en una economía globalizada como la del presente. Las empresas compiten entre sí para conseguir los mejores acuerdos comerciales posibles, abordar nuevos mercados y generar la esperada rentabilidad.
La competitividad de un país puede definirse como la capacidad de atraer y retener empresas. Asimismo, la facilidad con la que una empresa opera en un país concreto, la estabilidad financiera, las políticas fiscales, la educación, las infraestructuras y la mano de obra son factores que pueden ayudar a impulsar la competitividad empresarial.
La CEPAL -Comisión Económica para América Latina y el Caribe, define la competitividad como: “La capacidad de una empresa para crear e implementar estrategias competitivas y mantener o aumentar su cuota de productos en el mercado, de manera sostenible. Esas capacidades están relacionadas con diversos factores, controlados o no por las empresas, que van desde la capacitación técnica del personal y los procesos gerenciales-administrativos hasta las políticas públicas, la oferta de infraestructura y las peculiaridades de la demanda y la oferta”.
5 estrategias para mejorar la competitividad de las empresas
1. Atraer y retener a los mejores talentos
Lo más importante a la hora de aumentar la competitividad de la empresa es atraer y retener a los mejores talentos. Para ello, la empresa debe asegurarse de que ofrece los puestos de trabajo con remuneraciones atractivas para el sector en el que opera.
Asimismo, hoy en día otra forma de atraer a los mejores talentos es ofrecer un equilibrio entre trabajo y vida privada. Esto significa generar políticas que permitan a los empleados una mayor flexibilidad en cuanto a horarios y lugar de trabajo, entre otros beneficios. Es lo que se conoce como salario emocional.
Aumentar la competitividad también significa asegurarse de tener una cultura de trabajo saludable. Los empleados que reciben un buen trato serán más felices y estarán más motivados a trabajar por la empresa.
2. Crear un entorno estimulante para los empleados
Una de las mejores maneras de impulsar la competitividad de la empresa es crear un entorno que estimule y motive a los empleados. Esto significa proporcionar a los empleados un ambiente de trabajo saludable, desafiante y competitivo. Para ello, se debe ofrecer salarios y beneficios justos.
Un salario competitivo refleja su compromiso con el desarrollo y la promoción de los empleados en la empresa. Los salarios competitivos también ayudan a atraer a los mejores talentos de los competidores que pueden estar dispuestos a pagar más por el mismo puesto. También ayuda a que sus empleados se sientan más valorados.
Otra forma de empoderar a los empleados es dándoles la posibilidad de opinar sobre cómo se hace el trabajo. Por ejemplo, si tienen ideas sobre cómo mejorar algo o conseguir mejores resultados, hay que ofrecer la oportunidad de expresar sus opiniones y ver el proceso juntos.
También se debe animar a los colaboradores a asumir nuevos proyectos para que puedan seguir aprendiendo y creciendo profesionalmente. Las empresas con más éxito son las que implican a sus empleados en los procesos de toma de decisiones, en lugar de limitarse a decirles lo que hay que hacer sin aportar su punto de vista.
3. Promover y desarrollar sus productos
El primer paso que incide positivamente en la competitividad es promover y desarrollar los productos o servicios que se ofrecen. Esto puede hacerse creando un nicho de mercado.
Asimismo, hay que diseñar nuevos productos o servicios que no solo atiendan las nuevas necesidades del mercado, sino que además sean soluciones que faciliten la vida de los clientes y que proyecten una buena imagen de la empresa, ya sea por su capacidad innovadora, su compromiso con el entorno social-ambiental, entre otras.
El servicio de atención al cliente entra en este aspecto, ya que es una estrategia importante para ayudar a mantener la satisfacción del cliente.
Garantizar la viabilidad financiera
El primer paso para mejorar la competitividad de las empresas es asegurarse de que sean financieramente estable. Esto incluye no solo evitar la quiebra y tener el flujo de caja necesario para las operaciones y minimizar el riesgo de una crisis financiera.
Un balance sano ayudará a asegurar los activos de la empresa y a demostrar la estabilidad a posibles clientes, empleados e inversores. Para mejorar esta métrica, puede aprovechar estrategias como la puesta en marcha de iniciativas de ahorro de costos o la reducción de gastos; así como establecer alianzas empresariales que contribuyan con el crecimiento y el potencial de la empresa.
Hacer más eficientes los procesos empresariales
El primer paso para mejorar la competitividad es lograr que los procesos empresariales sean más eficaces. Los procesos son el modo en que se llevan a cabo las operaciones cotidianas de la empresa. Mejorarlos incluye aspectos como: implementación de tecnologías, contratar una consultoría organizacional o fortalecer las decisiones financieras con Inteligencia de Negocios, entre otros aspectos.
Mejorar los procesos contribuirá con la competitividad de la empresa porque le permitirá trabajar con menos errores y según los plazos y el presupuesto planificados. Si se hace correctamente, esto puede suponer ahorros en tiempo y dinero, lo que puede conducir a mayores beneficios.
La formación de los cuadros gerenciales y directivos también contribuye con hacer más eficientes los procesos empresariales, y por ende la competitividad. Para ello, revisa la oferta que ESPAE, la primera escuela de negocios del Ecuador, tiene para la formación de los líderes empresariales del presente y el futuro.