La corrupción se define como el uso indebido del poder para favorecer intereses propios o el de personas relacionadas. Uno de los principales desafíos es que este tipo de comportamientos están normalizados dentro del sector de servicios de salud. La corrupción es una lógica institucional que sirve de guía a los nuevos profesionales que ingresan a la industria, y a las principales decisiones como adjudicaciones de contratos, nombramiento de directivos, evaluación y selección de proveedores.
Así, la corrupción es un problema institucional que debe resolverse con sólidos procesos de gobernanza a nivel organizacional y con iniciativas de acción colectiva a nivel de industria. Con los estudiantes de la Maestría en Gerencia Hospitalaria (MGH), cohorte 16, elaboramos una serie de recomendaciones que pueden contribuir a estas ideas.
Acciones para fortalecer la gobernanza organizacional
A nivel distrital y de hospitales, deben crearse comités de éticas para cuestiones organizacionales. Los actuales comités de ética se enfocan en temas de bioética. Los aspectos organizacionales como conflicto de intereses y la lucha contra la corrupción merecen también su espacio.
Los profesionales del sector salud necesitan una formación y entrenamiento ético. Un tema recurrente en la discusión con nuestros estudiantes de la MGH es que existe escasa formación en cuestión ética a lo largo de la formación profesional en carreras de salud. El entrenamiento ético debe ser un requisito para asumir posiciones de dirección en la industria.
Por otro lado, es necesario contar con formación y cultura. La cultura ética se desarrolla con normas cotidianas y con liderazgo ético. Diversos estudios sobre la construcción de cultura ética apuntan al liderazgo ético como una condición necesaria. En empresas de la industria, como Becton y Dickinson, se señala que es responsabilidad de todo gerente el generar espacios de diálogo y reflexión con su equipo de trabajo sobre la importancia de la integridad y el comportamiento ético.
El liderazgo ético debe estar soportado por un equipo de trabajo en auditoría y monitoreo del riesgo de integridad. Este equipo puede estar apoyado por veedurías públicas o auditorías externas e independientes que legitimen los esfuerzos de prevención, control e identificación de incidentes de corrupción.
Mientras exista sensación de impunidad ante los incidentes de corrupción, no se podrá mitigar la corrupción en la industria. Esta fue una de las principales ideas durante el curso de ética y gestión sostenible con la MGH 16. Deben existir sanciones para quienes incumplan las normas del código de ética.
Acciones colectivas dentro de la industria
En la industria de la salud, la rendición de cuentas se entiende como un ejercicio de publicar información sobre los avances en materia de política de salud. Esto debe cambiar, y ser concebida como un ejercicio de diálogo y colaboración con los diversos grupos de interés. Así la rendición de cuentas debe ser activa e incluir acciones colectivas que involucre a actores de la sociedad civil en el control de y monitoreo de la corrupción.
Para esto deben existir canales de denuncia sobre los incidentes de corrupción, que protejan la identidad de los denunciantes y se conecten con los procesos de veeduría ciudadana, previamente mencionados, así como en los ejercicios de rendición de cuentas. Se debe informar a los grupos de interés sobre el número de denuncias recibidas, los procesos o auditorías abiertas a partir de estas denuncias, y las sanciones aplicadas.
También existe el camino para los pactos de integridad entre los actores de la industria. El Pacto Global de las Naciones Unidas cuenta con un Manual de Estrategias de Acción Colectiva contra la Corrupción. Los pactos de integridad se definen como “un acuerdo de acción colectiva facilitado y monitorizado por la sociedad civil entre una administración pública (un órgano de contratación) y las empresas licitadoras, por el que se comprometen a seguir un procedimiento de contratación transparente y evitar cualquier práctica que pueda ser considerada como corrupción”[1].
Justamente, en el 2022, se firmó el Pacto Nacional por la Integridad en la Contratación Pública, el cual era un eje de acción del SERCOP para promover la integridad en la contratación pública. Aún está por verse la efectividad de la implementación de esta iniciativa.
El llamado de acción
En síntesis, la lucha contra la corrupción requiere de acciones organizacionales en materia de cumplimiento ético, lo cual involucra la formación ética, el liderazgo ético y los procesos internos de auditoría, monitoreo y sanción al incumplimiento. Además deben promulgarse acciones colectivas dentro de la industria, como los pactos de integridad, para sustituir estas lógicas institucionales vigentes.
[1] Arriba-Reyes. E. 2023. Incrementando el impacto de los Pactos de Integridad en la contratación pública: un análisis desde la experiencia en España. Basel Institute on Governance.